En el sector energético, el cumplimiento suele abordarse como una tarea operativa o un requisito administrativo. Sin embargo, la experiencia demuestra que postergarlo tiene consecuencias: retrasos en proyectos, observaciones en auditorías y pérdida de contratos estratégicos.
Cuando las organizaciones integran el cumplimiento en su estructura de gestión, los resultados cambian: hay más control, menos riesgo y decisiones mejor informadas.
Los costos de un enfoque reactivo
Según datos recabados por Achilles en evaluaciones del sector energético, seis de cada diez observaciones en auditorías se originan en la falta de trazabilidad o documentación incompleta. En muchos casos, los equipos de compras trabajan con información fragmentada o duplicada, lo que genera inconsistencias y reprocesos.
A esto se suma que el 70 % de los proveedores en la industria aún gestiona sus evaluaciones de manera manual, lo que incrementa el riesgo de errores y retrasa los ciclos de aprobación. El resultado son procesos poco visibles, evaluaciones que se repiten entre diferentes áreas y costos ocultos que rara vez se miden, pero que impactan directamente en la rentabilidad y en la reputación corporativa.
Cumplir con propósito: eficiencia y resiliencia
En un contexto donde las exigencias regulatorias y los estándares ESG se intensifican, las empresa con un enfoque preventivo y sistemático de cumplimiento logran mayor estabilidad.
Integrar criterios claros, mantener seguimiento continuo y fortalecer la comunicación con los proveedores permite:
- Generar relaciones más transparentes y sostenibles en la cadena de suministro.
- Anticipar riesgos antes de que se materialicen.
- Reducir duplicidades y tiempos de validación.
- Mejorar la trazabilidad documental y la coherencia en auditorías.
Un caso frecuente en la región es el de compañías energéticas que, tras centralizar sus procesos de evaluación, redujeron en hasta un 40% los tiempos de validación y disminuyeron los hallazgos recurrentes en auditorías externas.
Estos avances no dependen solo de herramientas, sino de una cultura organizacional orientada a la transparencia y la mejora continua.
Cómo los equipos de compras pueden fortalecer el cumplimiento
Las áreas de compras y abastecimiento tienen un papel clave en la transición hacia modelos de cumplimiento más inteligentes. Desde la experiencia de Achilles en más de 130 países y múltiples sectores, tres prácticas destacan como punto de partida:
- Estandarizar criterios: definir un marco común de evaluación ESG, legal y financiera que evite diferencias entre departamentos.
- Monitorear de forma continua: incorporar alertas y revisiones periódicas que permitan detectar cambios en la situación de los proveedores.
- Fomentar la colaboración: compartir información y aprendizajes entre compradores y proveedores para generar confianza mutua y reducir incertidumbre.
Estas acciones fortalecen la capacidad de respuesta ante auditorías, incrementan la eficiencia interna y mejoran la credibilidad frente a clientes y reguladores.
Una mirada colectiva hacia el futuro del cumplimiento
El desafío del sector no es solo cumplir con las normas, sino hacer del cumplimiento un componente natural de la estrategia empresarial. La transición energética, la presión regulatoria y las expectativas de sostenibilidad están redefiniendo la forma en que las empresas operan y se relacionan.
Iniciativas como la Comunidad Global Energy 2025 surgen como espacios de encuentro y colaboración para quienes buscan compartir experiencias, aprender de otras organizaciones y avanzar hacia modelos más resilientes y responsables.
El futuro del cumplimiento no dependerá de quién lo hace primero, sino de quién lo integra mejor con información, cooperación y propósito común.